Venidos a Menos
Hace
exactamente tres años cogía una pequeña maleta y huía a Madrid; la capital
siempre me sorprende y esta vez no sería para menos. Buscaba esa señal que me
dijera hacia donde ir y que camino escoger. Me sentía anclada en una
rutina que poco me hacía sonreír.
Hacía varios
años que por mil motivos y mil excusas no iba al teatro, nunca era el día, nunca
era el momento, nunca tenía tiempo para mi… Y de repente allí estaba, en
busca de mi butaca; impaciente, nerviosa, expectante, con esa sensación de
que algo increíble iba a pasar.
Había
conseguido primera fila y sin numerar, qué tontería ¿verdad?. Hasta eso me
pareció una señal de que allí debía estar. Cuando me
creí calmada, unas voces entre bambalinas daban comienzo al show. Sssshhh que
empieza y ¡¡esta vez se pueden hacer fotos!!!
Conversaciones
entre dos amigos sobre recuerdos de la infancia, política, sexo y religión
a ritmo de unas atrevidísimas canciones de letras más que originales.
No creía estar escuchando lo que escuchaba ni estar riéndome de tales
barbaridades. He de reconocer que miré a mi alrededor para asegurarme de que no
era la única que reía, pero a la tercera canción me
olvidé del mundo y reí; reí sin más, a carcajadas, lloré incluso y pensaba
que la mandíbula me dolería por días.
Durante los
90 minutos que duró el show no pensé en nada, mi risa y la de cada
butaca no dejaba espacio a problemas ni preocupaciones, las
carcajadas ocupaban todo los rincones de mi mente y simplemente me dejé
llevar por la guitarra y el cajón que acompañaban cada canción, entre una y otra había hueco para algún chiste, baile coreográfico e incluso
clases de "sevillanas". No puedo definirlo como un algo sino como un
todo perfectamente enlazado.
Un espectáculo
de lo más completo y sorprendente que también deja lugar
a la improvisación e interacción con el público. Y no hay nada que me seduzca
más en el teatro que romper esa cuarta pared en la que
cada butaca se convierte en cómplice por unos instantes.
Salí de
aquel pequeño teatro eufórica, con ganas de volver a entrar. Ni la mejor de las
coca-colas en botella de cristal me había ofrecido un subidón
igual.
En la maleta
de vuelta me traje muchas cosas, una de ellas y la más importante, mi vocación
oculta y con ella las inmensas ganas de saborear la vida, porque os puedo
asegurar que la risa es la mejor medicina.
Cuántas
veces había ido antes al teatro y nunca había verbalizado mi pensamiento constante
de me encantaría estar ahí encima. Ese día mi pensamiento se convirtió en
palabras y no hacía ni una pizca de viento.
Durante estos
tres últimos años he seguido disfrutando del teatro y por supuesto de Venidos a
Menos porque el show que vi aquella noche supe desde el principio que era
algo más que 90 minutos de mi vida. Me ha regalado muchas más noches de risas
descontroladas; porque si algo tiene es que engancha pero os aseguro que no
habrá dos noches iguales. De ellas os contaría mil anécdotas, sólo os haré una
pregunta ¿En alguna ocasión, durante una función, os han sacado del W.C.,
literalmente?
Pablo Puyol
y David Ordinas durante este tiempo han llenado teatros por todo el país con Venidos a Menos, creado por ellos mismos, de principio a fin, dirigido por
Miguel de Ángel y producido por Lorena Toda. Una función increíblemente divertida y gamberra que
recomendaría hasta la saciedad.
Madrid y
Valencia han hecho posible que acuda al teatro a verles más de 20 veces y ni
una sola vez me han dejado de sorprender. Integrar en el espectáculo
cualquier cosa que pueda estar pasando en el patio de butacas, hace que
cada actuación tenga su toque especial.
Tantas noches de teatro y risas me han
dado la oportunidad de conocer gente maravillosa con la que compartir "locura" teatral.
En esta
ocasión la objetividad tambalea por el gran cariño que a día de hoy les
tengo, pero no puedo evitar decir que Pablo Puyol y David Ordinas son increíblemente geniales.
Hace unas
semanas se despedían pero sé que esto no quedará en un cajón y en cuanto menos
nos lo esperemos amenazarán con volver y, como no, allí estaré.
Gracias mil por crear este show, por tantas noches de risas y carcajadas descontroladas, por vuestro tiempo y por ser inmensamente generosos.
Gracias mil por crear este show, por tantas noches de risas y carcajadas descontroladas, por vuestro tiempo y por ser inmensamente generosos.
La Butaca de Cristal